Todas las supersticiones que giran en torno al Agua Bendita son benéficas, de índole curativo y de buenos presagios.
En el siglo XVII se curaban las enfermedades con agua bendita y tres gotas de cera; cuando estas tres gotas se juntaban en el agua el enfermo, supuestamente sanaba.
Antiguamente, para librarse de roedores y alimañas, se rociaba tres esquinas de los establos con agua bendita, la cuarta se dejaba, para que estos animales pudieran escapar por allí.
Antaño, las madres se lavaban los ojos con el agua utilizada en el bautizo de sus hijos, ya que esto les protegía de cualquier enfermedad. Este mismo agua también podía servir para lavar la boca de los bebés y evitar así los futuros dolores de la dentición.
Se creía que el agua bendita servía para combatir fiebres y reumatismos. El agua bendecida de la misa de los domingos alejaba los maleficios.
Aún se cree que rociar con agua bendita a una persona, animal, habitación, campo de cultivo, etc, servirá para protegerlos de cualquier mal.
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